Millones de personas en todo el mundo arriesgan sus vidas a diario para protegernos, luchar por nosotros y ayudarnos cuando estamos heridos.
No son los únicos que arriesgan sus propias vidas para lograrlo.
A la luz de desastres nacionales recientes como los derrumbes de las minas Crandall Canyon y Sago y la caída del puente de Minnesota por el que circulaba gran cantidad de tráfico, nos damos cuenta de que los mineros, los equipos de construcción y los rescatistas enfrentan el riesgo diario de sufrir una lesión o morir mientras trabajan para mejorar nuestros emplazamientos agrícolas e infraestructuras viales.
Los fallecimientos registrados en la industria minera se duplicaron durante el año 2006 y los accidentes carreteros fatales siguieron siendo el tipo más frecuente de accidentes laborales fatales.
Son estas personas, además de los agricultores, pilotos y conductores de camiones, quienes mueren por trabajar y esto no es una metáfora.
Las posibilidades de que un trabajador promedio sufra una
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